Se inicia programa piloto de «Salud» en las escuelas…

Dos noticias de esta semana: Una buena y otra no tan buena. ¿Cuál quieren conocer primero? Si usted, estimado lector o lectora, quiere saber la buena, le informo lo siguiente: El Gobierno Federal, a través del Mtro. Aurelio Nuño, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Dr. José Narro, titular de la Secretaría de Salud, anunciaron el programa piloto denominado “Salud en tu escuela”. Según el comunicado 131 de la SEP, el programa constará de cinco ejes o líneas de acción: 1) prevenir enfermedades; 2) prevenir y atender conductas de riesgo y adicciones; 3) embarazos en adolescentes; 4) fortalecer la activación física, y 5) promover la venta de alimentos saludables en las cooperativas escolares.

Los funcionarios indicaron que  “…el programa piloto iniciará en el próximo ciclo escolar en más de mil 700 planteles de 11 entidades… en las que se trabajará en escuelas rurales y urbanas de la Ciudad de México, Durango, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora Tlaxcala y Yucatán.”

Por otra parte, “Nuño Mayer indicó que a partir de estas estrategias se podrán derrotar las enfermedades y las adicciones, con la asesoría de expertos de la salud y del deporte, como la Federación Mexicana de Futbol que capacitará a maestros de educación física en diversas prácticas.”

¿Cuál es la noticia no tan buena? Pues que los asuntos de la “Educación para la salud” y sus conocimientos o aplicaciones afines, ya están contemplados en los planes y programas de estudios de la Educación Básica desde hace tiempo; o sea, esto no es nuevo. Cabe resaltar que desde los planteamientos curriculares anteriores (al menos desde 1992), los tópicos de la “salud escolar” han sido (más o menos) atendidos.

Hoy por cierto, el Modelo Educativo 2017, presentado por la SEP en marzo pasado, ha etiquetado o ubicado a este ámbito de otra manera, como de “Atención al cuerpo y a la salud”.

Por lo tanto, considero que no es oportuno echar a andar un “nuevo” programa externo como es el caso de “Salud en tu escuela”, pues ya lo contemplan los planes y programas. Y no sólo no es oportuna, sino que es una medida tardía, que al mismo tiempo es relevante pero incongruente y, entre otras cosas, es reiterativa. Sin embargo, pienso que sí es una medida necesaria, pero quizá debía formularse de otra manera.

Veamos las razones que apoyan estas afirmaciones:

Programa centralizado: Desde su anuncio (incluido un lanzamiento por la televisión comercial), el programa es contrario al espíritu que sugiere el Modelo Educativo 2017, mismo espíritu que se ha expresado desde el Acuerdo 592 de la SEP, (2011), pues el programa “Salud en tu escuela” no es congruente con el principio o la intención de colocar a la Escuela al Centro e impulsar, institucionalmente, la “Autonomía de Gestión”.

El texto de la SEP dice: “En los hechos, la principal función de la escuela ha sido implementar prescripciones que se definen fuera de su ámbito y lejanas a su realidad, mientras que la estructura del aparato educativo ha tenido fundamentalmente como misión transmitir políticas y supervisar su adecuada instrumentación, lo que ha derivado en una alta carga administrativa”. En buena medida, las escuelas han sido el último eslabón en la cadena burocrática. Las exigencias administrativas que deben atender limitan severamente su capacidad para llevar a cabo las tareas pedagógicas. Ante esta situación, el Modelo Educativo plantea como uno de los elementos clave de la transformación educativa en el siglo XXI, poner a la escuela al centro del funcionamiento del sistema educativo” (Modelo Educativo, 2017. SEP, p. 95, versión digital)

Entonces la pregunta es: ¿Las escuelas trabajan para los programas federales o estatales, diseñados y controlados financieramente desde las oficinas centrales, o los programas trabajan y se ponen al servicio de las escuelas?

Riesgo de suspensión de clases:  Ya imagino a los supervisores o supervisoras de las zonas escolares puestos de cabeza, porque las escuelas seleccionadas van a recibir al día siguiente a los pasantes de medicina, a las enfermeras, o a los psicólogos y trabajadores sociales… Y, seguramente, ese día no habrá clases… ¿Dónde queda la “Normalidad Mínima Escolar”? Dirán nuestros queridos funcionarios: “es prioritario rendir cuentas al programa…” ¿Dónde quedaría entonces el sentido de autonomía relativa de la escuela? ¿Dónde la prioridad pedagógica o a favor de los aprendizajes escolares?  Aunque no lo quiera, ¿la escuela, es decir, la comunidad educativa deberá aplicar este programa centralizado?

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Por lo que sabemos, en la gigantesca red de escuelas públicas de Educación Básica que opera en nuestro país, federales o estatales, existen más de 100 programas complementarios (como es este caso) o extracurriculares, que han sido diseñados por funcionarios, altos y medios, de las dependencias de los gobiernos federal, estatal, municipal o, en menor medida, por agentes o expertos de organismos desconcentrados; y que se aplican en Jardines de Niños, Escuelas Primarias y Secundarias, urbanas, rurales o indígenas, sin considerar las opiniones, necesidades y condiciones específicas de la comunidad de cada escuela.

Está documentado desde hace algunos años, que a los programas centralizados lo último que les importa es atender a la comunidad escolar, en términos de sus avances pedagógicos. La práctica inaceptable y más común, es que las dependencias usan a las escuelas para sus fines o como plataforma política, sin contribuir o favorecer los procesos de aprendizaje. A veces más bien y por el contrario, dicho programas impuestos desde “el centro nacional”, interrumpen o alteran los procesos escolares.

Así tenemos, por ejemplo, el registro histórico de infinidad de programas complementarios como el de la Secretaría de Marina (“El niño y la mar”); de la Secretaría de Gobernación, del INEGI, de la PGR, de los Congresos Federal y Estatal (“Los niños y las niñas en el Gobierno” o “Los niños en el Parlamento”); de SEDESOL, de SEMARNAP, de la Secretaría de Economía, el SAT, de la Secretaría de Cultura, de la CONADE, de la CONAGUA, de CONACyT, del SNTE, de los Ayuntamientos, de las Fundaciones, de las Federaciones, del Teletón, de la Cruz Roja, de los Partidos Políticos… etc., que no aportan nada de manera sustantiva ni significativa a los procesos de aprendizaje de los niños, las niñas y los jóvenes.

En su lógica, para todas estas instituciones el centro son los programas, no los alumnos…

 

En una nación donde se respeta a la escuela y se le valora a ésta como centro principal de los aprendizajes, los directores, docentes, estudiantes, padres de familia y personal de apoyo rechazarían un anuncio como el que se ha dado a conocer esta semana.  Si prevaleciera una lógica diferente, diríamos: Los programas deben estar al servicio de las escuelas, y si algún Consejo Técnico Escolar decide no entrar al programa, no lo acepta. Punto.

Sería más conveniente que dejaran a las escuelas en paz y les permitieran desarrollar sus programas académicos sin interrupciones, ni suspensiones de actividades cotidianas por motivos burocráticos.

La SEP y la SSA indicaron que el programa en cuestión será aplicado en 11 entidades del país, como plan piloto. Eso significa que 21 entidades quedaron fuera de esta primera edición… Bueno, ya en algunos lugares dicen: “Qué bueno que no nos invitaron…”  Aunque parezca increíble, así es… y lo dicen de esa manera, porque con frecuencia estos programas traen efectos contraproducentes…  Tal como lo decía un viejo amigo: “Hay desaires que se agradecen”.

Si queremos respetar  en serio los programas educativos emanados del ejercicio autónomo, colegiado, de docentes, directivos, familias y estudiantes, que conforman a la comunidad educativa a final de cuentas, evitemos la tentación de imponerles programas centralizados que, aunque resultan interesantes, también parecen ser inoportunos.

Dos preguntas para terminar este comentario: ¿Con cuántos recursos se va a contar para llevar a cabo este programa durante el último año del sexenio? ¿Podrían proporcionarnos esta información  puntual las áreas de comunicación de las dependencias involucradas?

*Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro.

jcmqro3@yahoo.com

 

Con información de SDP Noticias

 

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